Instituto Real de San Luis, de campamento en Rancho Vacacional la Borrega

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(SECCIÓN PUBLICITARIA ESPECIAL)

Y comenzamos con uno de los momentos más importantes de la vida del adolescente. Época de cambios que  muestran un proceso de transformación  en el que transita una etapa de descubrimiento así de su propia identidad  como de su autonomía individual.

Sin embargo este Campamento forma varones a través de actividades en el que el liderazgo y el trabajo en equipo son manifiestos. Cuidarse entre ellos a pesar de lo combativo, es primordial.

El aspecto emocional es como una eclosión de la capacidad afectiva en la que se desarrollan emociones y comienzan a identificar a sus amigos, llevando implícita la capacidad para discriminar sus afectos debido a la llegada del pensamiento abstracto, que les permite relativizar y personalizar su autoestima.

El campamento les sirve para vivenciar sus emociones y comportamientos espontáneos propios de la infancia pero empezando ya, a actuar de una manera sutil en las interacciones.

El Rancho Vacacional la Borrega es un lugar especial donde la cordialidad y el buen trato, son un ente natural de hospitalidad en las personas que le atienden, logrando así, un plus en la calidad del servicio.

Calidad Total en el Servicio Turístico, es un distintivo que Rancho Vacacional la Borrega otorga a todos sus clientes, independientemente de la diversión y esparcimiento que este centro recreativo te ofrece en sus instalaciones.

Mas muestra que un botón fue este campamento organizado por la escuela:

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Todo empezó a su llegada en la que sólo imaginaban ¿Cómo sería el rancho?

Cuando entraron no ponían mucha atención, sólo caminaban hacia donde instalarían sus casas de campaña, deberían ser ordenados suficientemente como para que no les contaran puntos negativos, toda prenda no puesta en su lugar y no reclamada, iría a la labor social de la comunidad de Villela.

En el primer día se realizaron seis actividades: Futbol, roba quesos, quemados, lagartijazos, waterpolo y buldog. Aquí fue donde tuvimos la oportunidad de interactuar con jóvenes participantes como Andrés Gómez, capitán del equipo llamado Tritón de Normandos, Nicolás Zacarías Martínez o con Juanpi Derbez capitán del del equipo Fenix y con sus contrincantes el equipo hipogrifo. En verdad nombres raros, pero con un gran significado para cada uno de ellos.

Después de comer,  para que la digestión hiciera lo suyo, la actividad fue intelectual en la que realizaron un puente que sería calificado por su resistencia y originalidad; soportando así el primer lugar, varios blocks y ladrillos encima.

La tarde calló con un hermoso atardecer en el que los chicos no se veían nada cansados, y con la cena, recuperaron fuerzas para continuar como cazadores fantasma  y noche de fogata, en el que si había bombones pero que por decisión de los maestros (no se la razón) no se repartieron a los chicos, quienes sintieron que la actividad no se había completado aunque si, hubiera anécdotas sobrenaturales.

Así se fueron a dormir, compartiendo espacio en sus casas de campaña y de un momento a otro, dejó de escucharse cualquier ruido ajeno a la tranquilidad del campo; y a lo lejos, las luces de la carretera y su propio tránsito.

Muy temprano en la mañana apenas amaneciendo, se comenzó a oír el “rechinar” de los columpios. Sí, los chicos no querían desaprovechar ni un momento porque seguiría la reunión con el Señor y el desayuno para continuar con la actividad mas interesante de todo el campamento, la pista de comandos:

Super divertida y competitiva. Y cuando parecía que todo era fácil, casi al final en la sección de llantas, al internarse dentro de ellas, éstas, los detenía como si una fuerza les aprisionara la cintura. ¡Ohhh que desesperación! ya se sentían ganar y no podían salir de allí. Regresaba el equipo a ayudar a sus compañeros, así podían avanzar al final del camino y lograr darse un chapuzón de agua limpia.

Escucha nuestros podcats de la entrevista acerca del campamento en Rancho Vacacional la Borrega 

Despedir a los chicos con un ¡Hasta pronto! fue de lo más agradable. Ahora sí, sus caras se veían cansadas y listas para retornar a la ciudad de San Luis Potosí, quizás y muy seguramente, en un cerrar de ojos.

Fotografía, Orquidea Cruz y Producción, Antonio Lomelí Medellín

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