Práctica Socio-Cultural
Por Víctor Hugo Mamaní
01-01-2018, JUJUY, ARGENTINA. La práctica cultural de adoración en los pesebres es uno de los acontecimientos más pintorescos, especiales y significativos que tiene la Navidad Jujeña. Quien en diciembre y enero, visita la provincia de Jujuy, se encontrará con miles de niños a lo largo y ancho de su geografía, danzando y cantando villancicos, anunciando, preparando y celebrando el nacimiento de Jesús.
En esta época del año, es una de las manifestaciones culturales más intensa de mi pueblo. De mi infancia, recuerdo a mis tías maternas, que en las cálidas tardes de diciembre, salían de la casa de mi abuela Carmen, dispuestas a adorar y cantar en el pesebre del barrio. Convocadas ellas, por la música desplegada por redoblantes, bombos, quenas, sikus, sampoñas y platillos. Me recuerdo con diez años, adorando con ellas, entre niños y niñas, conocidos/as y desconocido/as, al compás de los villancicos.
Aún guardo en mi memoria, la imagen de mi hermana Sandra preparando con mucha prolijidad y compromiso su atuendo de marinera, todavía la veo adorando por la calles de nuestro barrio, siempre acompañada de mi madre.
De esta manera, las tardes-noches jujeñas se inundan de esa música y aire especial, niñas y niños danzarines, convencid@s de su fé y de que a Jesús, María y José, se les escapa una sonrisa tierna, viéndolos adorar.
El ritual comienza con la construcción y armado del pesebre, se trata de un símil de la escena del nacimiento de Jesús, donde se ubican imágenes de María y José, pastores de la época, animales, los reyes magos, etc., piezas elaboradas de arcilla, yeso o porcelana.
Caminando la ciudad y los barrios nos encontramos con dos tipos de pesebres, aquellos de carácter públicos, que los encontramos en las plazas centrales, las iglesias o instituciones, algunos de ellos con imágenes o estatuillas de grandes dimensiones o pesebres vivientes. Los pesebres de carácter privado, son los que se construyen en la casas de familia, en muchos casos organizan grupos de niños adoradores con sus indumentarias o uniformes y sus respectivas bandas de música.
Los protagonistas principales son los niños y adolescentes adoradores, que al terminar el periodo de clases, asumen este compromiso de contagiar el espíritu navideño a través de la danza, la música y su alegría.
Adorar, significa convocarse cada tarde al domicilio del pesebre, realizar prácticas intensas, organizarse para “ir a adorar”, implica ensayar villancicos, coreografías y confeccionar los uniformes. A partir de allí, se está preparado para comenzar la actividad de recorrer los pesebres y domicilios de los vecinos en donde los “dueños de casa” los reciben con su niño Jesús. Después de adorar, les ofrecen un refrigerio renovador, para que puedan continuar el recorrido por otros pesebres.
Jorge Díaz y su familia son responsables hace 15 años del Pesebre Divino Niño Jesús, Barrio 8 de Marzo en Alto Comedero, que cada año convoca 120 niñ@s y adolescentes junto a sus familias. Nos comenta en una visita: “Todos están comprometidos con los valores y normas que promueve el pesebre: fe católica, humildad, solidaridad, respeto y amor al prójimo, importancia de la familia”
.Todos los años se realiza el “Encuentro Provincial de Pesebres” en el que se reúnen adoradores de todas partes de la provincia para compartir sus experiencias y rendir homenaje al niño Jesús. Cada Enero el encuentro llega a convocar a más de cien agrupaciones que suma alrededor de 12 mil niñ@s.
El padre Alfaro de la Catedral de Jujuy, en una entrevista con un diario local expresaba lo siguiente: los pesebres y sobre todo la intensa actividad que despliegan los niños adoradores, “es un acontecimiento de fe que nutre nuestros valores humanos y cristianos entre los niños, jóvenes y adultos”, y dijo que el Encuentro Provincial y Diocesano de Pesebres y de Niños Adoradores no es competitivo y por el contrario, reviste carácter totalmente solidario, ya que tiene como finalidad unir a niños de todas las zonas y de los distintos departamentos de la provincia de Jujuy, se trata de una experiencia de profunda fe que permite a los chicos de diferentes edades saludar al Niño Dios recién nacido.
Jujuy es la única provincia con esta costumbre que comienza en diciembre y se extiende hasta el mes de enero con la “llegada de los Reyes Magos”, o incluso más tiempo según lo decida cada grupo de adoradores. En el año 2012 se declaró a los pesebres, a los niños adoradores y las bandas de música como patrimonio cultural intangible de San Salvador de Jujuy, ya que a través de ellos es posible mantener viva esta importante tradición.
En un portal de internet (Jujuy al momento) se menciona que el primer registro de un pesebre en Jujuy, es el Pesebre de “Don Toribio Tolaba”, quién recibió la donación de una imagen del Niño Jesús por parte de un matrimonio español que venía de Cuzco. El objetivo era que la imagen fuera venerada por la gente del pueblo durante las navidades.
Don Tolaba, un hombre de profundas convicciones religiosas, construyó el primer pesebre en el año 1885 donde actualmente se encuentran el Palacio de Tribunales de Jujuy. En 1998 se trasladó al terreno donde hoy se encuentra la Casa de Gobierno, y así sucesivamente se fue reubicando en distintos lugares hasta que finalmente se asentó en el Barrio Chijra donde permanece hasta hoy, congregando cientos de adoradores/as de diferentes pesebres, visitantes locales y turistas.
Año tras año fue congregando a muchos peregrinos que se acercaban a él para meditar el misterio de la Navidad y disfrutar de la adoración al Niño Jesús, al ritmo de las bandas de sikuris y los villancicos.
En 2011 la familia Tolaba recibió un reconocimiento de la Municipalidad de San Salvador de Jujuy, como Patrimonio Cultural de la Ciudad.
Agradecimiento Especial:
– Jorge Díaz y Familia (Pesebre Divino Niño Jesús, Barrio 8 de Marzo en Alto Comedero)
– Policía de la Provincia; Pesebre Estrella Azul. Departamento Personal.Provincia de Jujuy.
– Pesebre de Casa de Gobierno de la Provincia de Jujuy.
– Pesebre de Catedral Basílica de Jujuy.
Fotografías: Claudia Calderón – Gabriela Juárez.