Informe de pavimentación sobre la ciudad de San Luis Potosí

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Material de José Manuel Martínez Guiza / Fotografía propiedad de Rodolfo Enrike Ruiz Mercado: Jardín Hidalgo en los años 20s / Jesús Martínez Melgarejo comentó en Imágenes históricas de San Luis Potosí que la Coca Cola comenzó en 1926.

 

El doctor Francisco de la Maza fue comisio- nado, por la Dirección del Departamento de Turismo, por el Instituto Nacional de Antropología y por el Instituto de Investigaciones Estéticas para investigar sobre asuntos urbanísticos,  pavimentos y monumentos, de la ciudad de San Luis Potosí. El informe que se pública es el resultado de su investigación.

San Luis Potosí, desde hace muchos años, tiene sus calles adoquinadas de piedra con sillares regulares, de forma cuadrada en su mayoría y de muy buena calidad. No solamente el “centro” de ella, sino incluso sus barrios, están pavimentados en esta forma, pavimento que se ha ido poniendo con ejemplar actividad por todos los gobiernos que ha tenido desde hace unos cien años a la fecha. El actual Gobernador, Sr. Prof. Don Manuel López Dávila, como uno de los primeros actos de su gobierno, en noviembre de 1961, fue poner nuevo adoquinado, en vista de lo defectuoso que estaba el anterior, en la Plaza de Armas y calle de Zaragoza.

San Luis Potosí es la única ciudad que está adoquinada totalmente, salvo pocas zonas o calles, lo que le da un lugar privilegiado en la historia urbana de las ciudades de la República. Esto causa, a propios y extraños, admiración y emulación. A partir de San Luis se han adoquinado, modernamente, ciudades como Guanajuato, Querétaro, San Miguel Allende y otras.

Considerando que los principales edificios de la ciudad son de can- tera y que, justamente, esta bella cantera de sus palacios, casas e igle- sias, le da una presencia peculiar y característica, siempre se consideró que su dignidad edilicia merecía también un piso de piedra en sus calles que la ennoblecen y hacen homogéneo el conjunto urbano. Si en los barrios, como en todas las ciudades, muchas casas no pueden ser de piedra, sino de ladrillo o adobe, su piso de adoquines suple esta

carencia y, en cierta manera, obliga, en caso de reconstrucciones o nue- vas construcciones, a ser de piedra para no desmerecer de sus calles. En todo caso, es digno de alabanza de los gobiernos de San Luis Potosí de que, aun en calles pobres, se las ha adornado con pisos de piedra. Si ciudades también de piedra, como Morelia, no tuvieron nunca adoquín y no se ocurrió ennoblecerla con él, sólo es para lamentarlo y hubiera sido preferible, como es evidente, que sus alcaldes se hubieran preocupado a tiempo. Existen proyectos para ello en el futuro, si bien no oficiales, a pesar del costo que exige, pero con la conciencia de que es un bien para la ciudad. Todos sabemos muy bien el reproche nacio- nal que cubrió al alcalde de Pátzcuaro al atreverse a quitar parte del adoquín de la bella ciudad michoacana, desaguisado que costará al gobierno la reposición de su antiguo y digno pavimento.

Es natural que, al través del tiempo (y de errores como permitir que entren camiones de carga de varias toneladas), se haya deteriorado y hundido el adoquín en algunas partes, cuyo remedio, obviamente, es componer el deterioro.

Es tan cierto que no es necesario demostrarlo, que el adoquín de piedra es, no sólo el más digno, sino el más durable. La prueba máxima y evidente es la propia ciudad de San Luis Potosí. Cualquier otro sis- tema de pavimentación exige cuidados y costos considerables y perma- nentes que se evitan con el piso de piedra, que llega a hacerse tan lisa

y bruñida como el deleznable asfalto de las carreteras sin los inconve- nientes de destrucción constante que tiene el quebradizo betún de los caminos y, para desgracia suya, de muchas ciudades.

Ahora bien, en octubre de 1962, el Ayuntamiento potosino, al parecer llevado de la noble iniciativa de remediar el desempleo y la penuria por la que pasa la ciudad, presentó un proyecto de cambiar el antiguo pavimento de piedra para sustituirlo con concreto hidráulico; se con- servaría una parte del centro con sus adoquines y. como hubiese dis- cordancia en las dimensiones del “primer cuadro” o sea el núcleo central de una ciudad hasta donde llegan sus principales calles y edi- ficios, más o menos en los límites con barrios y colonias, se aprobó, según noticias del periódico “El Sol de San Luis”, del 31 de octubre, con anuencia del Sr. Gobernador, que serían sus límites “las calles com- prendidas dentro de las avenidas Reforma (al Norte y Poniente); Pas- cual M. Hernández (al Sur) y Primero de Mayo y Constitución con 20 de Noviembre (al Oriente) “.

Sin embargo, poco después este primer cuadro se redujo a una calle de Arista y las de Bocanegra al Norte; las calles de Diaz de León y Plazas de los Fundadores y de Guerrero (o de San Francisco) al Poniente; calle de Fuentes. ahora Universidad. al Sur y Villerías al Oriente. Es decir, la reducción del primer cuadro fue casi del cincuenta por ciento.

Con esta arbitrariedad (parece que provocada por una opinión perso- nal), publicada en “El Sol de San Luis” del 2 de noviembre, con un plano, se dio principio, festinadamente, a quitar la piedra de las calles de Venustiano Carranza y 5 de Mayo (menos las dos primeras de ésta última), sustituyéndose por el concreto hidráulico; también sufrió el cambio una calle de Guerrero (de Díaz de León a Independencia) y luego las calles de Morelos, éstas últimas con un magnífico y bien puesto adoquinado de hace unos treinta años.

Según unas declaraciones de la fecha citada anteriormente, los ado- quines quitados a las calles adyacentes al “segundo” primer cuadro “pasarían a los barrios y colonias nuevas para que cuenten con adoqui- nado en beneficio de la salud de los moradores y dar ocupación a un número razonable de trabajadores”. Ante esto es lógico deducir: a) que se privaría al centro el beneficio de la salud que ya tiene con el ado- quín; b) que si el concreto también tiene esas virtudes saludables ¿por qué no ponerlo donde no hay adoquín; es decir, en los barrios y colonias nuevas que no lo tienen?

Ante la gravedad del problema, fui comisionado ante el Sr. Gober- nador del Estado para estudiar el caso desde el punto de vista urba- nístico, histórico y estético, y, en cierta manera, servir de árbitro entre las autoridades estatales y los intereses turísticos e históricos represen- tados por quienes me comisionaron: el Jefe del Departamento de Tu- rismo, Sr. Lie. Francisco González de la Vega; el Sr. Director del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Dr. Eusebio Dávalos Hurtado y el Sr. Director del Instituto de Investigaciones Estéticas, de la UNAM, Dr. Justino Fernández, según cartas respectivas del 8, 14 y.21 de diciembre de 1962.

Habiendo tenido pláticas amistosas y extensas al respecto, primero con el Sr. Presidente lVfuncipal de San Luis, Ing. Javier Silva Staines y después con el Sr. Prof. Agapito Alvizu, Secretario de Gobierno y el mismo Sr. Presidente Municipal, se llegó a un acuerdo, vistas y ana- lizadas las inconveniencias y aun contradicciones que había en el fes- tinado proyecto, de que era debido respetar el primitivo primer cuadro, salvo por el Norte, que se fijaría en las calles de Julián de los Reyes, conservando el adoquinado de esta última. En plática posterior que tuve con el Sr. Gobernador, Sr. Prof. lVIanuel

López Dávila, en la ciudad de México, el día 11 de enero, el Sr. Gobernador quedó plenamente de acuerdo y aprobó en todos sus puntos el tratado en la segunda plática citada con el Sr. Secretario de Gobierno y el Sr. Presidente Municipal.

Quedaron fuera de 10 tratado por ahora, las calles de Venustiano Carranza y Cinco de Mayo, en sus partes que ya, lamentablemente, están de concreto hidráulico pero que, en mi opinión, deberán volver a adoquinarse para cumplir con el respeto al primer cuadro y evitar el parche que produce muy mal efecto en el aspecto urbano y homo- géneo de la ciudad, peor aun frente al Palacio Ipeña (primera calle de Carranza). que es una de las construcciones de cantera rosa más bellas y monumentales de San Luis Potosí. En cuanto a la calle de Mo- relos será readoquinada y la calzada de Guadalupe será absolutamente respetada en su piso de piedra.

Respecto del pavimento de la calle de Hidalgo, donde solamente el tránsito de peatones se permite, estuve confonne con la proposición inicial del Sr. Gobernador y del Sr. Presidente Municipal de quitar el inadecuado mosaico que hoy tiene y colocar sillares de Tierra Nueva, de la piedra llamada “sangre de pichón”.

Considero interesante señalar también, por pertenecer a la urbanística y a la historia de la ciudad, la existencia de un Plano Regulador que contiene uno de los futuros peligros más nefastos: me refiero al pro- yecto (al que hacen propaganda incluso en los cines con vistas fijas) de demoler toda la manzana que da al Sur de la Plaza de Armas para crear una plaza paralelográmica innecesaria y que rompe la secular urbanística de San Luis.

La ciudad de San Luis Potosí es una de las que tienen más bien pensada distribución vial antigua, a partir de su centro natural, o sea la Plaza Mayor, como Puebla o Oaxaca. Otras ciudades eran extrema- damente defectuosas en este aspecto, como Guadalajara, a la que hubo que crearle espacios de que carecía. MoreHa, por ejemplo, responde a otro plano urbano o sea el de la gran calle Real a cuyos lados se desen- ….uelve la ciudad. A Querétaro hubo que crearle Plaza Mayor pues no

la tenía, etc., pero en. el caso de San Luis su solución urbanística central es perfecta en cuanto a ciudad colonial (en cuanto a su trazo, no en cuanto a sus edificios civiles, que es, más bien, una ciudad del siglo XIX, una de las mejores ciudades, en este aspecto, de la República y de América) y sus problemas viales y urbanísticos son otros, tan arduos e interesantes para el concepto moderno que merecen un estudio es- pecial sin que deba destruirse nada de su ser antiguo, histórico y artístico. Cada ciudad tiene sus problemas peculiares e inalienables y puede ser funesto el copiar, servilmente y sin examen, lo que hacen otras ciudades.

San Luis Potosí, por sus joyas arquitectónicas coloniales: los templos y algunas casas únicas por su originalidad y belleza; por sus edificios magníficos del siglo XIX; por su urbanística ejemplar de ciudad criolla de núcleo distribuidor radial respecto de su plaza cuadrangular; por

su clima y situación geográfica etc., es una ciudad de turismo, na- cional y extranjero, de cuyas atracciones, además de las acabadas de citar, es la principal su única y magnífica pavimentación de piedra, admiración de propios y extraños que debe quedarse como ejemplo de una respetada tradición por todos los gobiernos anteriores y que el presente también está de acuerdo en respetar, para bien de la ciudad, según queda expuesto en el presente informe.

México, D. F., 23 de enero de 1963. Dr. Francisco de la Maza

P. D. En el periódico “El Sol de San Luis” de 16 de enero de 1963 se reafirma la extensión del primer cuadro, según declaraciones de ese día que dicen:

“El Presidente Municipal, ingeniero Javier Silva, decidió ampliar el Primer Cuadro de la ciudad, respecto del que inicialmente se había aprobado, para los efectos de pavimentación con adoquín, hasta Re- forma, Miguel Barragán, Constitución y 20 de Noviembre; al Norte y Poniente, Sur y Oriente, respectivamente. En consecuencia, la pavi- mentación de 80 mil metros cuadrados con concreto hidráulico se eje- cutará fuera de este sector.”

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