Un hombre hogareño, dedicado y apegado a su familia pequeña, rodeado de pocos, pero muy buenos amigos; parco en el hablar, que aconsejaba no desperdiciar la oportunidad de quedarse callado. Un gran contribuyente y servidor hacia los demás.
Javier Barros Sierra se educó en escuelas oficiales; participó en la política estudiantil, fungiendo de manera posterior como maestro querido dentro de las facultades de Ciencias e Ingeniería y entregándose a los 19 años a la admiración de Lázaro Cárdenas.
Sus cargos fueron realizados con entrega, honestidad y dignidad en todos los puestos que ocupó como funcionario público. En primer lugar, fue Secretario de Obras Públicas de 1956 a 1958; en 1966, Director del Instituto Mexicano de Petróleo –entidad de la época-, para trasladarse posteriormente a la Universidad Autónoma de México, en la dirección de la Escuela Nacional de ingeniería y finalmente, a la rectoría, de 1966 a 1979.
Logros a través de estos cargos fueron muchos: separó la Secretaría de Obras públicas de la de Transportes, elaborando un plan que hizo posible la construcción de 56% más en carreteras y caminos, así como cerca de 400 nuevos puentes y ferrocarriles. Estableció, ya en su etapa de rector, el sistema de créditos, alentó el intercambio entre las áreas de Ciencias y Humanidades, permitió a los estudiantes cursar materias optativas en cualquier plantel de la UNAM. Creó el Consejo de Estudios Superiores y el Centro de Investigación de Materiales y el Laboratorio Nuclear. Además fundó revistas importantes como Punto de partida y Controversia.
“Un buen funcionario debe tener aparte de inteligencia, buen sentido, prudencia y serenidad; intuición certera y decisión valerosa… Sin ello, los enormes problemas de México no serán resueltos; ni siquiera lograrán ser entendidos…”
No excluía ningún oficio para tenerle cariño y amor al mismo. Resaltaba la importancia del trabajo artesanal en el país. Javier se refería a este amor propio como un paso importante de madurez que daba la oportunidad de trascender.
Como rector, trataba de entender las cualidades de la juventud y deseaba que los padres, educadores y gobernantes los acompañaran en su formación. Una formación social y política. Para él, poseer un conocimiento o dominar una técnica no era el verdadero propósito de aprender una profesión, sino que sólo es un instrumento para “mejorar la vida humana en una colectividad”.
“Entre las cualidades que requiere un profesional para ser digno de sí mismo y de México es fundamental la honradez desde el punto de vista moral e intelectual. La formación de profesionales, investigadores y técnicos debía darse en la libertad como un paso esencial para acrecentar el patrimonio material y espiritual del país…”
Su visión en cuanto a una reforma educativa se basaba en el contexto de una reforma social más amplia, profunda y total, entendiendo la educación como un factor fundamental para el desarrollo económico y social.
“Si mucho recibimos del país, mucho más debemos darle. Nuestro privilegio debe ser servir al pueblo del que somos parte. La Universidad tiene una misión principal, que es formar hombres; educarlos y hacerlos útiles para México”.
Para Javier Barros la educación que reciban los jóvenes debía ser un arma notable que deben usar en la mejor de las formas, conociendo más los problemas de México y adentrándose en su realidad social para prestar un verdadero servicio al país.
Su muerte prematura, a los 56 años de edad ocurrió un año después de terminar su rectoría.
El pasado 25 de Septiembre, su hija Cristina Barros Valero impartió una conferencia sobre la vida de su padre en la Casa de las Bóvedas, sede de la Vicerrectoría de Extensión y Difusión de la Cultura de la casa educativa, en un evento organizado por la propia Universidad de Puebla e integrantes de la brigada 68.
“La formación de profesionales, investigadores y técnicos debía darse en la libertad como un paso esencial para acrecentar el patrimonio material y espiritual del país, y para alcanzar un desarrollo basado en los anhelos colectivos de justicia”.
Javier Barros Sierra. (1915-1971)