Para: Periódico el Heraldo de San Luis.
Publicado: Domingo 03-06-2012 / Sección “Gente”
Mi señor, cautivo en tu belleza
Abro a ti todo mi corazón;
Libre de deberes religiosos,
Sólo en ti esté mi habitación-.
Prov. 29:18 Sin profecía el pueblo se desenfrena.
Sin visión, las personas abandonan toda restricción, y se vuelven como caballos salvajes en un estado indómito.
Para conformarnos en una visión espiritual debemos tener el fluir de la vida divina completa a través de las generaciones con una sola corriente y un sólo fluir. Hablar la misma cosa con un solo corazón, una sola boca, una sola voz y un solo tono, es donde radica nuestra moral y nuestro impacto.
El museo Nacional del Palacio en Taipéi, cuenta con una extensa colección de obras de arte y objetos que pertenecieron a las colecciones imperiales de las dinastías Ming y Qing. Existe un cuadro del rollo Chian-Ming que describe con detalle el vivir de la Cultura China. Para tener una visión o vista completa del vivir de la cultura china, uno no puede limitarse a ver sólo la parte inicial del cuadro sino verse desde principio a fin.
Así mismo. para servir a Dios también tenemos un cuadro que comenzó en el árbol de la vida y se extendió hasta la Nueva Jerusalén como última escena de la visión. Después de ella no hay nada que podamos ver.
Dios da una sola visión:
En Adán se ve la redención de Dios. En Abel vemos la manera en que Dios redime aceptando el sacrificio. En Enós vemos la necesidad que el hombre tiene de Dios y como el hombre invoca su nombre para disfrutar de sus riquezas. En Enóc vemos a uno que ha sido redimido y quien caminó con Dios en la senda de la redención. En Noé vemos a uno que caminó y laboró con Dios para suplir la necesidad de aquella generación.
En Abraham vemos el llamamiento de Dios, la promesa de Dios, el vivir por fe y el vivir en comunión con Dios, en Isaac vemos la herencia por gracia, el reposo y el disfrute. En Jacob vemos la elección de Dios, la transformación en vida y la madurez en vida. En José vemos el reinar en la madurez en vida. En Moisés vemos la redención, el suplir, la expresión, y la dirección de Dios. En Aarón vemos el sacerdocio y las ofrendas. en Josué vemos la destrucción de los enemigos y la entrada al reposo. En la era de los jueces vemos confusión y avivamiento. En Samuel vemos un nazareo que se consagra voluntariamente, remplazando así a los sacerdotes ordenados, concluyendo la era de los jueces y hablando de parte de Dios como profeta para introducir la era del reino.
En cada era hay una visión que podemos ver claramente.
Como ejemplo está Noé, quien con su esposa y sus tres hijos y nueras, tenían una visión pero no eran las únicas personas que servían a Dios, sin embargo, el resto no participó en la edificación del arca por lo que su servicio no contó a los ojos de Dios..
Mismo Confucio quien vivió más o menos 500 años antes de Cristo dijo algo sobre “ofender al cielo”, Voltear al cielo era el símbolo de voltear a ver a Dios y pensar en Él.
Dejarse llevar para servir en la corriente única del Espíritu Santo.
Nunca ha habido dos corrientes, así como Gamaliel tenía mucho conocimiento y entendía bien los principios de Dios. Sus palabras tenían conocimiento pero eran carentes de visión.
En el Nuevo Testamento permanece el mismo principio. Aquí la obra de Dios consiste en producir y edificar la iglesia. Visión que le fue dada originalmente a Pablo. Bernabé quien inició a Pablo en el servicio tuvo una opinión diferente y por esta causa no se mencionó más en la Biblia. Apolos eras capaz de hablar e interpretar la Biblia sin embargo, Dios no lo usó más, porque no servía a la visión.
Todos los asuntos espirituales pertenecen a la unidad esencial: Un Dios, un Señor, un Espíritu, una Iglesia, un Cuerpo, un testimonio, una manera, un fluir y una obra.
Hoy Dios nos dio la visión y debemos servir a ella. Esto viene a ser nuestra moral e impacto, en esto consiste nuestro poder.
No podemos estar limitados en la teología imperfecta y no bíblica.
La llamada iglesia católica, las denominaciones protestantes, la Asamblea de los Hermanos de Inglaterra, las iglesias pentecostales y los grupos libres están limitados por su teología imperfecta y no bíblica porque no ven la revelación central de Dios, ni pueden llevar a cabo la economía eterna de Dios porque los pasan por alto e incluso se oponen a ella, y aunque son seguidores de Cristo, todos debemos ver claramente la revelación central de Dios que es: Que Dios se hizo carne, la carne se hizo el espíritu vivificante y el Espíritu vivificante se intensificó siete veces para edificar la iglesia, producir el Cuerpo de Cristo y tener su consumación en la Nueva Jerusalén.
¿Porqué algunos creyentes no tienen tal revelación?
Porque los credos han sido muy apreciados por casi dos mil años. Un creedo es una regla de fe.
Cuando los contenidos de las creencias del hombre son enumerados y escritos artículo por artículo, estos artículos de fe se convierten en credos.
La cristiandad degradada y deformada hoy día, lleva “el carruaje antes que el caballo” por ello muchos encuentran tanta incongruencia en ella. Han tomado los credos en vez de todo el cuerpo de las verdades bíblicas como su norma.
En 1828 los hermanos de Inglaterra al ser levantados por el Señor descubrieron que los credos son inadecuados y declararon que no los aceptaban, que solo aceptaban la Biblia. Así continuó la iglesia Bautista, luego la llamada iglesia de Cristo y luego hace 60 años en la China los recobrados también lo confirmaron.
Una de las grandes herejías de los credos por ejemplo, es acerca de la “madre de Dios”. El Dios eterno tiene un ser humano finito con su madre finita que es ¿La madre de Dios?.
El Señor Jesús en su divinidad es Dios porque tiene los genes divinos, no un Dios en parte sino un Dios completo ni es sólo una parte del Dios Triuno, ni una tercera parte de Dios. Él es Dios: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu.
El Señor Jesús también es un hombre perfecto y tiene como todo hombre: Un espíritu, un alma y un cuerpo. Puesto que es hombre posee humanidad así que fue necesario que tuviera una madre finita para hacer posible su nacimiento humano, Por lo tanto, María fue la madre de su humanidad pero no “Su madre” en Su divinidad.
Mi Señor, mi frasco de alabastro,
Quiero derramar hoy sobre ti;
Y ungir tu cabeza maestro,
Lo mejor; Señor, es para ti