Por José Ignacio Dávila Álvarez/Ida y Vuelta/San Luis Potosí, México
Publicado por La Brecha
Octubre 19,2014.-De Matilde Alfaro Muñiz se puede decir todo menos que es insustancial. El interés que generosamente ha puesto en la defensa y protección de la niñez potosina, lo delata, lo exhibe, lo legitima.
Es Matilde y es masona. Y es poseedora de sobrada integridad y firmes principios filosóficos, los que heredó de su abuelo, un renombrado abogado postulante y maestro emérito, identificado como Salvador Muñiz Moreno, fundador de las preparatorias universitarias nocturnas, diluidas luego por Alfonso Lastras Ramírez, un rector, controversial, carismático, respetable.
Bueno, la maestra Matilde está de vuelta al cabo de cuatro años, justo cuando decidió separarse de los servicios educativos para ocupar parte de su tiempo, en el círculo del poder judicial y en otros buenos oficios.
Y, ahora quiere demostrar con argumentos sólidos, el esfuerzo que ha entregado en la defensa de los Derechos Humanos a lo largo de varios años. Un trabajo soportado con capacidad jurídica y administrativa, que le han permitido encarar con atino y firmeza, las ofensas insistentes a los menores de edad. Testimonios sobran y argumentos igual, me dice Matilde con cierta satisfacción.
Y, es que en un hecho inusitado, trascendente y acaso histórico, la fraternidad masónica potosina decidió perfilar a Matilde Alfaro, como una competente y respetable aspirante, al galardonado reconocimiento social, que concede la Comisión Estatal de los Derechos Humanos anualmente.
La llamada, respetable logia simbólica “Cosmos 48” jurisdiccionada a la Gran Logia del Estado Soberano e Independiente del Potosí, muestra entonces una postura muy distinta, que pretende quizá, echar abajo su impermeable hermetismo, su callada secrecía, su guardada discreción. El profesor Géyser Vite Vicente viene a ser entonces, el representante e impulsor, como otros más, de la propuesta inusitada.
Así que la masonería potosina, razones de sobra tendrá para medir fuerza y simpatía de manera abierta, decidida y hasta desafiante, creo. La decisión seguramente debió haber sido consensuada y obligadamente reposada, madurada, pienso.
Hay desde luego una marcada intención para mostrar de manera sorpresiva ante la opinión pública, una imagen muy diferente, renovada, la que evidentemente estará sujeta al examen riguroso del escrutinio público y de los grupos de poder, siempre atentos, siempre observantes, siempre al asecho.
Así que la propuesta ya es oficial y trae a cuestas, el respaldo de la niñez potosina violentada en su integridad, una que encontró en la figura de la abogada Matilde, ayuda suficiente, necesaria, oportuna, justo cuando ella le dio un giro notable, de alcance nacional, al departamento de Prevención y Atención al Menor, de la Secretaría de Educación del Estado, cuando fue su titular.
La trascendencia de los cambios impuestos en la gestión de Matilde en el sector educativo, tuvo entonces repercusiones relevantes, al grado tal de ser referente obligado para otros Estados del país, que intentaron establecer el exitoso modelo estratégico e innovador, sin progreso alguno.
La aportación de Víctor Manuel Pérez Vilet, licenciado en peritaje y certificado en materia de psicología educativa, fue determinante en la transformación sustancial de ese departamento, que orientó en su momento, todo su esfuerzo en el rescate, defensa y protección de los Derechos Humanos de una niñez que se sintió indefensa, abandonada, excluida, extraviada, sostiene Matilde.
Y, ahora y al paso del tiempo convertido en juez, el respaldo a la educadora Muñiz, se multiplica con la presencia del sindicato magisterial representado por la sección 26 y del Colegio de Abogados de San Luis Potosí A.C., liderado hoy día, por la licenciada Alfaro.
La inesperada propuesta, viene a ser respaldada también, por las asociaciones civiles identificadas como: “Compromiso Social “ y “Mujeres Transformando México”. Propuestas que aceptó Matilde, porque quiere demostrar en el plano de los hechos, el vasto trabajo que ha hecho.
“Es propiamente una vida dedicada a la labor social en favor de la comunidad educativa en estos últimos tiempos a favor de la niñez potosina…por eso acepté, porque sé que hay trabajo, porque sé que hay esfuerzo con que responder y porque hay mucho por hacer”, me dice orgullosa, la abogada.
Visto está que la maestra Matilde ha cumplido con su misión social y contra las injusticias que lesionan los más elementales Derechos Humanos de una sociedad como la nuestra, como la potosina, escasa en valores.
El trabajo y el respaldo que trae encima la educadora Matilde, vienen a certificar, vienen a sellar, entonces, su arraigada responsabilidad social, moral, testimoniada ampliamente en su sentido más recto, la que necesariamente la Comisión Estatal de los Derechos Humanos valorará.
Un reconocimiento que de ser entregado a Matilde Alfaro Muñiz, resultará merecido y oportuno, me dijo hace un par de días, el doctor Felipe Cuaranta López, un hombre de pensamiento claro, vivo, adulto mayor en términos de edad filosófica y poseedor de una humildad provocante como contagiosa. Suficiente.