De: Diana López / revistaelite_slp@hotmail.com / diana_peke20@hotmail.com
Crónica de un Rancho.
El ruido de carros y camiones se volvía casi un susurro. El sonido ahora se acercaba más al anhelado destino: ya olía a naturaleza.
El viaje había sido largo y con un par de contratiempos, pero nada que una buena mañana y tarde dentro de este lugar no pudiera solucionar.
Uno de los cuidadores del rancho abrió la puerta principal, cerrándola una vez que el carro hubo pasado hacia el pequeño camino de terracería que había que cruzar.
Y ahí estaba el comienzo de lo que sería un día lleno de aventuras y sorpresas. El atractivo principal del Rancho La Borrega: el minizoológico donde encontramos llamas y venados corriendo alrededor del lugar y que estuvieron atentos en todo momento ante nuestra llegada.
Más adelante hubo ocasión de explorar el resto de las instalaciones. Hacía buen clima. A pesar del aire fresco de mañana que aún soplaba, el sol dejaba caer sus rayos, amortiguados por esa brisa que reconforta al cuerpo.
La recibida fue amena. Un par de perros encargados de la vigilancia se convirtieron en nuestra sombra mientras nos dedicábamos a recorrer el área. A lo lejos se vislumbraba la casa del árbol, todo un reto tanto como para subir como para descender de ella, no habiendo más manera de hacerlo que por medio de un tubo que parecía un poco inestable, pero sólo era cuestión de agarrarle confianza, como se dice coloquialmente, para bajar.
Una vez abajo, observamos el enorme terreno que conforma el Rancho. Los caballos relinchaban y los gallos cantaban a lo lejos.
Pasamos a visitar el par de cabañas disponibles para el público que quiera disfrutar de un par de días cerca de la naturaleza y la diversión. Bastantes cómodas, su capacidad de hasta 22 personas nos dejó sorprendidas, ya que cuentan con todos los servicios dentro de ellas.
Otra pequeña cabaña llamó nuestra atención. Era la casita de muñecas, dedicada especialmente para las pequeñas, donde pueden divertirse y jugar con los diferentes juguetes que encuentran ahí.
Al salir, nos topamos con la enorme alberca ¡Perfecta para complementar el viaje! Y aunque no pudimos disfrutar de un delicioso chapuzón, pudimos contemplarla una vez que se hubo llenado por completo, directo de agua de pozo, a una temperatura de 26 grados Centígrados.
Por supuesto, no hubiera sido visita a rancho sin un buen trote a caballo, para recorrer las instalaciones más alejadas, entre ellas, las rampas destinadas a motocross. Posteriormente, tuvimos acceso a un encuentro más cercano con los animales del mini zoológico; las llamas aceptaron gustosas la alfalfa que les presentamos, y que tuvimos que arrancar de los sembradíos que poseen los dueños frente al mini zoológico. Todo un paisaje complementado con los aspersores encargados de regar el plantío.
Los ciervos corrían a nuestro alrededor mientras nos ocupábamos de lograr una buena toma; tarea nada fácil, más no del todo imposible, cantando victoria al final.
El sol comenzaba a caer cuando tuvimos que despedirnos del lugar, que tan agradablemente nos recibió y con ganas de regresar. Los rayos del sol caían sobre el agua de la alberca, ofreciendo un perfecto paisaje que se armonizaba con la textura de las cabañas de madera.
El aire se sentía más fresco cuando la puerta del carro se cerró, dejando atrás todo un día lleno de aventuras y experiencias que perduran para repetir y compartir.
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Carretera 57 rumbo a Querétaro, kilómetro 136, a 6 minutos de Tierra Nueva.
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Próximamente….
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