San Diego, Santa María Acapulco.

De: Adelina Vanessa Méndez  

San Diego es una localidad de una antigua comunidad llamada Santa María Acapulco.

Este sitio habitado por los Xi’iui o pames, nada tiene qué ver con el “paradisiaco” puerto que se ubica en la costa del Estado de Guerrero.  Es más, es una abierta contradicción; no hay mar, es un desierto donde las piedras surgen como dueñas del paisaje, los pocos arbustos que sobreviven apenas y se asoman a los ojos de quienes transitamos esporádicamente, no hay multitudes; unas cuantas almas errantes que pasan buscando el agua o el breve temporal de unas cuantas precipitaciones fluviales que alivian momentáneamente este agreste sitio.

Tampoco hay bares ni discotecas, en los pequeños núcleos de población abundan las tiendas – cantinas, servicios integrales al ocio de los pocos migrantes permanentes que retornan a su infierno después de estar en el norte “gabacho”, que tampoco los quiere y sí los explota.

Los grandes hoteles, por supuesto que no existen solo algún albergue público para los niños indígenas que se ubica en San Pedro. Tal vez el único sitio en el que pareciera que hay un mundo diferente, es como un islote en medio de la tragedia.

La riqueza de “Acapulco” nada tiene qué ver con Santa María y San Diego, en contrapunto.

Deja una respuesta