Tecnocultura: Sociedad ante la tecnología

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Por: Jorge Bravo.

 

¿Somos usuarios o rehenes de la tecnología? Naief Yehya se enfrenta y conjunta dos temas fascinantes: la tecnología y la cultura, que dan como resultado una tecnocultura, vinculada a la globalización, el consumismo y hasta un cierto “fetichismo” por lo electromecánico, los avances de las nuevas tecnologías y las “prótesis electrónicas”, como Yehya se refiere a cualquier dispositivo inalámbrico, dando por sentada una relación epidérmica que los seres humanos hoy en día establecemos con los rudimentos tecnológicos, como un celular, un auto, un iPod o una laptop.

Esta tecnología es definida como un proceso en el cual la tecnología domina las actividades cotidianas e impone estilos de vida dependientes de la adquisición y uso compulsivo de artefactos. Tal parece que ya no importan las necesidades de comunicación que resuelven sino que se erigen bajo un fin: poseerlos ¿O que nos posean?

Estamos ante una época en la que parece que estamos olvidando que son medios-puentes-herramientas para establecer vínculos con los demás y no grilletes a los que se tiene que cuidar mejor que a los propios seres humanos. Una sociedad adicta a las innovaciones tecnológicas y sus aditamentos, pendiente de las innovaciones para adquirir y siempre estar o tratar de estar “un paso adelante” de lo que ocupan los demás.

Es un proceso irreversible en donde Internet y los dispositivos de comunicación se tornan indispensables en la vida cotidiana.

Cada vez se vuelve más natural que estos medios interrumpan las relaciones e interacciones cara a cara, que personas se pasen horas frente a la computadora consultando las redes sociales o estudiantes enchufados a sus Ipod’s, incluso mientras otros más chatean a la par que realizan diversas actividades.

En dicha publicación, Yehya pone sobre la mesa las virtudes y consecuencias de la tecnocultura. Un error, es creer que la tecnología es neutral y olvidar sus implicaciones sociales, culturales, morales y políticas.

Emprende un somero repaso por una historia de 20 mil años de conquistas tecnológicas, para desembocar en paradigmas de la sociedad de la información y sus repercusiones culturales: e-mail, emoticones, mensajes de texto; mutaciones del lenguaje adaptado a la tecnología, foros de chat, redes sociales.

Tampoco se queda con el discurso común de los videojuegos. Más allá de la violencia que pudieran contener éstos, resalta su creatividad y los retos que impone al jugador. Llama la atención de las posibilidades literarias y estéticas que se abren con Internet.

Finalmente, Yehya plantea una apropiación de las tecnologías aplicadas a los conflictos bélicos, de lo cual el autor ya nos ha hablado en su libro Guerra y propaganda; Internet como un medio que configura su propia expresividad al grado de encontrar en el futuro obras de arte creadas en la red.

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