Por: Orquídea Cruz Coria / revistaelite_slp@hotmail.com / @RevistaEliteMx
El Día 20 de Noviembre en el exclusivo Jules Cocktail Bar Polanco de la Ciudad de México, fuimos invitados a degustar el Tequila Black Barrel para comprender sus normas de añejamiento.
Su elegante botella en color negro y etiqueta en plata, protege al fino tequila 100% de agave con la delicia de tonos ahumados que concentra el whisky escocés.
La familia Sauza se ha distinguido por su visión y gran aportación a la industria del tequila en México y en el mundo.
Se ha destacado por ser pionera en exportar sus productos a Estados Unidos, en embotellarlos y etiquetarlos. en modernizar los procesos de producción y en usar estrategias de mercado para su comercialización. También fueron los primeros en exhibirlos en ferias internacionales y ganar importantes premios.
La bebida más conocida de México deriva su nombre del náhuatl tequitl, trabajo, y tlan, lugar.
Don Cenobio quien fundó la Casa Sauza en 1873, fue el visionario que pensó en añejar el tequila en barricas de roble donde antes se había reposado el whisky escocés. Con esta idea, planeaba atacar el mercado de Bourbon en Estados Unidos. El resultado fue espectacular por lo que este tequila se guardó como un tesoro. No fue sino hasta 100 años después que se lanza al mercado en edición limitada Hornitos Black Barrel, todo un proceso que madura.
Hemos sido testigos de su sabor al estilo de la moda de Nueva York, en el Jules Cocktail Bar Polanco que sostiene una cobertura color plata, cuero clavado en blanco y negro, madera y superficies angulosas, un techo de estalactitas encajadas de cubos simétricos. El lugar perfecto para el evento.
Y entre luces y mesas de cristal elegantemente decoradas comenzamos la cata, asesorados por Alberto, Relaciones Públicas de Casa Sauza.
En nuestra mesa, servidos dos caballitos y una copa con Tequila Black Barrel, destapamos la copa después de una explicación acerca del sentido del gusto y el olfato, y procedimos a paladear a la vez que a oler tan especiales aromas, algunos decían que se percibía un sabor dulce, otros a canela, otros a madera, yo sentí el sabor ahumado.
Nos llevaron toallas húmedas en agua tibia para limpiar nuestras manos y así vaciar en ellas unas gotas del preciado licor y descubrir más aromas.
La explicación seguía, mostrándonos como se logra detectar un añejamiento acelerado con glicerina u otros productos, de un añejamiento natural como el Tequila Black Barrel al observar un color verdoso que se percibe tras ver la copa.
Probamos chocolate y luego un sorbo de tequila cuan delicia. Totalmente aceptable para acompañar postres.
Y siguió lo interesante, olimos y probamos el tequila servido en caballito y ¡oh sorpresa! No olía y su sabor era tan sólo a alcohol. La forma del vaso hace que se pierda completamente el aroma y el dejo al paladar. Una costumbre muy mexicana que sólo educándonos podremos cambiar. El tequila se debe servir en copa porque su forma, lo afirma.
Después de la desilusión al darnos cuenta que una costumbre no es lo mejor, nos sirvieron el caballito en un vaso con un hielo grande, ¡Que delicia! Estilo escocés. Y por último, el otro caballito se sirvió en un vaso alto con agua mineral, Verdaderamente era un whisky fino ¡De excelencia!
Así concluyó la cata en el que sorprendidos por las expresiones costumbristas, platicamos pasando un muy buen rato con los organizadores al evento.
Nuestro agradecimiento a Manuel Méndez por su invitación y su maravilloso obsequio de esta edición limitada.