Hoy… ¡Con enjundia!


REFLEXIONES VALIOSAS:


¡Hola, hola!! ¡HOY ES UN GRAN DÍA! Por dos razones; la primera es porque “a pesar de los pesares” ¡Aquí andamos! Y la otra razón eres tú mismo… ¡Sí! ¡Tú eres tu propia razón para que éste, sea un Gran Día! ¿Por qué? Mira, aunque tengamos compromisos con otras entidades, la familia, el trabajo, el negocio, los clientes, la escuela, los deudores, los acreedores… ya sabes, “las cuentas”… ¡Uff! que no sólo te quitan el tiempo sino la concentración y a veces -si te dejas- hasta el ánimo te andan quitando.

¡Ah, pero NO te dejes! ¡No! porque es muy fácil sentirse agobiado y ¿Qué crees? El agobio es una carga que va minando las fuerzas todas. ¡Y NO queremos eso! ¡No! Lo que sí queremos es llenarnos del espíritu combativo (algunos lo llaman “el espíritu santo”) la energía de levantar el rostro y dar la cara al sol, el espíritu combativo con el pecho por delante, orgulloso de ser tú mismo (no el ego fanfarrón, eh). ¡Ese ser humano grandioso que tu Creador hizo! ¡Ese! el alegre, el amoroso, ¡Con enjundia!

Una carreta es ligera en su desplazamiento cuando corre silenciosa, el peso la hace deslizarse interesantemente silenciosa, como si supiera que lleva carga valiosa y no hace ruido para no llamar la atención de los ladrones del camino. Y esa fuerza motriz se conoce como “enjundia”; así, se preguntaba si la carreta “traía enjundia, si estaba enjundiada” o si era abundante, “estaba enjundiosa”. Y se referían a la cantidad y modo en que estaban engrasados los ejes.

Si había suficiente grasa embarrada en el centro de la rueda, entonces giraría con facilidad y sin hacer ruidos de rechinar como lo hacían los ejes cuando estaban faltos de lubricación. La rueda era toda de madera y cubierta en su piso con un aro de metal, como el metal de las herraduras de los caballos.
Amigo, amiga… ¡Vamos con enjundia! Cada día, de vez en cuando, deténgase a engrasar los ejes de su carreta para que se deslice enjundiosa y silenciosa, porque mire que las carretas con los ejes resecos o vacías, cuando no llevan… ¡Nada!, son bastante ruidosas. Cuide de ir suave, seguro, con esa paz que da la sabiduría de conocer el destino que se quiere por lejano que este fuera.
Ya ve, como dice la canción: “Porque no engraso los ejes de mi carreta, me llaman abandona’o” misma que le platicaré pronto de qué se trata.

Aprovecho para agradecer los mensajes privados que me envían, los leo todos, aunque no siempre tan pronto como quisiera. Puedes dejarnos tu comentario aquí y en las “cajas de comentarios” de mis colegas escritores de esta prestigiada revista.

¿Ya viste por qué HOY ES UN GRAN DÍA? Voltea a tu espejo y sonríe que, además, ¡Es gratis! Nos veremos en la siguiente emisión de Reflexiones valiosas de Ulises Franco. ¡Abrazzos!

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