La producción de la vulnerabilidad social ante los fenómenos hídricos

Desde que la tierra se formó, siempre han existido eventos que han alterado su fisiografía, por causas geológicas o hídricas, la tierra es un ser vivo que está en constante cambio y las manifestaciones se dan de forma continua o en un periodo de retorno en cada determinado tiempo. La naturaleza es dinámica y su expresión es de diversas formas (Maskrey, 1993:6), algunas de estas manifestaciones pueden ser previsibles como las lluvias, otros no lo son como es el caso de los terremotos.

En nuestro país, durante la temporada de actividad ciclónica que abarca de mayo a noviembre, es habitual que en determinados días sucedan lluvias que pueden ir de ligeras a intensas, según la entrada de nubosidad y los niveles de humedad que haya en el ambiente, además del lugar donde estemos habrá un tipo de clima que puede favorecer los niveles de precipitación pluvial abundante o escasa.

En zonas costeras o adyacentes a éstas es común que durante el periodo mencionado haya fenómenos conocidos como huracanes, los cuales se caracterizan por ser mantener vientos por encima de los 119 km/h. y una gran masa de nubosidad que provoca lluvias de fuertes a intensas, según el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) en su fascículo Ciclones Tropicales “las condiciones para que se forme un ciclón o huracán es básicamente una temperatura mayor a 26°C y la humedad que transfiere el océano al aire en niveles bajos de la atmósfera aunado a un incremento en la  circulación del viento (2007:4)” lo que trae consigo la formación del fenómeno mencionado.

Hay quienes consideran a los huracanes y las lluvias como fenómenos destructivos e inevitables, sin embargo, es parte de la naturaleza del planeta y una manera de poder recargar los mantos acuíferos, además de que benefician la producción de alimentos, el crecimiento de la cubierta vegetal y mantienen un equilibrio en los niveles hídricos en las presas, ríos, lagos y lagunas.

Cuando hay lluvias es común leer o escuchar en medios informativos los estragos que “causan” en la sociedad, sea porque hubo encharcamientos que dificultaron la circulación vehicular, choques entre vehículos, dificultad para que las personas utilicen las calles por que el nivel del agua no les permitió transitar sin riesgo alguno hasta inundaciones que afectaron a un gran número de casas y en donde se registraron pérdidas materiales cuantiosas e incluso fallecimientos.

Generalmente se asocia a la naturaleza con los riesgos de un desastre (Blaikie, 1996:9) en donde la sociedad es la víctima de las fuerzas de la naturaleza y donde a pesar de la infraestructura que se tenga, nada puede hacerse para poder “librarse de la destructora fuerza de los fenómenos naturales”, sin embargo es necesario anotar que para que se den estas situaciones de desastre, deben existir diversos condicionamientos con los cuales se construya el escenario para que aparezcan estas difíciles situaciones.

Sin embargo, debe de replantearse si la naturaleza es la responsable de lo que nos sucede o por el contrario es la producción social en el espacio geográfico quien construye las condiciones propicias para que se dé una situación en donde la conjugación de aspectos económicos y ambientales detonan un desastre (Narváez, 2009:9), toda vez que siempre habrá una probabilidad de que ocurra un fenómeno físico que pueda dañar a la sociedad (ibídem) ya sea en mayor o menor escala con estragos que pueden ser previsibles o que puedan de un momento a otro presentarse.

Para que un evento natural tenga un determinado nivel de amenaza, debe de existir una condición previa en donde haya una susceptibilidad de sufrir un daño y que haya dificultad para volver al estado pre-existente del evento, esto es llamado una condición de vulnerabilidad según Blaikie (1996:14), para que haya esta condición de susceptibilidad, es necesario que se tenga una condición latente que de no ser modificada repercute en una serie de impactos sociales y económicos.

Las causas que inciden en los niveles de vulnerabilidad son diversas y según el modelo de presión y liberación (PAR en inglés) enunciado por la Red de Estudios Sociales en Prevención de América Latina “La Red” (Blaikie, 1996: 29) pueden ser por limitaciones en cuanto a recursos económicos, poder o estructuras o debido a las ideologías políticas o económicas que no responden de manera satisfactoria a las necesidades de la población, además de las presiones del dinamismo social como son el incremento poblacional, la falta de instituciones que atiendan una serie de problemática social, deforestación y las condiciones inseguras que prevalecen en un espacio, y por el otro lado están las llamadas “amenazas naturales” como son los vientos, terremotos, ciclones, sequias o erupciones volcánicas.

El por qué hay vulnerabilidad no es por cuestiones del ambiente sino por la construcción social que modifica el entorno natural para la realización de las actividades humanas y que puede tener repercusiones en un tiempo determinado (corto, mediano o largo plazo) y en un espacio determinado sea adyacente o lejano lo que combinado con las amenazas que representan los fenómenos naturales (Blaikie, 1996:11) que se manifiesten y que según el grado de exposición física es el nivel de la misma.

Fuente: CENAPRED/INEGI.

Vulnerabilidad social en el estado de San Luis Potosí desde el año 2010

En la construcción de nuestro espacio intervienen procesos diversos y complejos que van desde la deforestación de grandes áreas y la edificación de complejos habitacionales e industriales en zonas donde el suelo no es apto para los fines utilizados, ya sea por el tipo de suelo, áreas inundables o que inciden en zonas donde el incremento de escorrentía hace que sea susceptible de una inundación,  las presiones como la migración del campo a la ciudad inciden en elevar los niveles de marginación y riesgo de que ocurra un desastre.

Además de esto, la característica económica de diversos sectores sociales hacen que haya asentamientos en áreas donde de no existir una condición económica frágil sería impensable que hubieran construido sus hogares en un lugar donde los aspectos de seguridad están lejos de poder brindarles una protección efectiva, que además de responder a los requerimientos humanos de manera óptima, sean también una forma de marginación social, donde el estado hace poco o nada para poder paliar o en el mejor de los casos eliminar las condiciones vulnerables.

Pero también es importante señalar que aun en condiciones de vulnerabilidad, los niveles de están cambian de un sector de la  población a otra (Maskrey,1993:12), pues no es lo mismo la forma en que los adultos mayores pueden hacer frente a una situación de desastre comparado con la manera en que un sector poblacional joven lo haga, ni tampoco las situaciones en que campesinos pobres sufran una serie de daños y se recuperen de los mismos a los daños que pueden ocasionar en un área urbana marginal en donde por mucho que sean las afectaciones los niveles de recuperación tiendan a ser más fluidos.

La vulnerabilidad ante un fenómeno natural generalmente no se da por la aparición del mismo sino por las condiciones en que las sociedades se construyen y modifican su entorno para poder subsistir, las construcciones sociales muchas de las ocasiones desde que se construyen presentan fallos en sus condiciones de seguridad y pueden estar sujetas a las condiciones socio-económicas prevalecientes (Maskrey, 1993:9) lo que da por denominarse vulnerabilidad de origen y están también las condiciones de vulnerabilidad progresiva(ibídem) que es cuando las estructuras van tornándose obsoletas y que no responden al fin con el cual fueron creadas.

Un ejemplo de ello es cuando hay una construcción en lugares de diferente elevación, donde deben de deforestar para poder construir casas, caminos y demás infraestructura urbana, la función que tiene la cubierta vegetal es la de absorber parte de la lluvia y canalizarla a los mantos freáticos, al momento de pavimentar y construir hogares se altera dicha absorción y por las calles se posibilita la creación de avenidas de agua (corrientes) que al momento de ir aguas abajo pueden crear verdaderas “lagunas” en zonas donde antes no había este tipo de problemas, si a esto se le añade la falta de mantenimiento de la infraestructura hidráulica, el problema será aún mayor.

Fotografía tomada durante una precipitación pluvial en la ciudad de San Luis Potosí, S.L.P.

La falta de mantenimiento del drenaje, acumulación de basura y lluvias de mediana intensidad pueden provocar verdaderos y complejos problemas de salud y vialidad.

Fuente: Archivo propio.

Hay que reconocer que los fenómenos hidrometeorológicos no son dañinos puesto que es una  forma en la cual se mantienen los niveles de nuestros vasos de captación de agua y además de ello posibilitan la recuperación de nuestros bosques y hacen posible que haya cosechas  que sin el vital líquido sencillamente no sería posible la producción alimentaria, las precipitaciones pluviales no son eventos peligrosos cuando hay una planificación urbana basada en normas de seguridad que no respondan a intereses económicos sino a la seguridad de la población ante una manifestación de esta naturaleza, también es necesario considerar que cuando las condiciones de marginación y pobreza económica se reducen hay un incremento en la disminución de la vulnerabilidad.

Bibliografía

  • Los desastres en México, una perspectiva multidisciplinaria, Mario Garza Salinas y Daniel Rodríguez Velázquez, 2001, Universidad Iberoamericana, UNAM
  • Inundaciones, CENAPRED, Serie Fascículos, 2004
  • Los ciclones tropicales en México, María Engracia Hernández Cerda et al, Plaza y Valdez Editores, 2001
  • Los desastres no son naturales, Andrew Maskrey et al, Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina, LA RED, 1993
  • La Gestión del Riesgo: Un enfoque basado en procesos, Lizardo Narváez et al, Proyecto Apoyo a la Prevención de Desastres en la Comunidad Andina- PREDECAN, 2009
  • Ciclones tropicales, CENAPRED, Serie Fascículos, 2007
  • Vulnerabilidad, el entorno social, político y económico de los desastres, Piers Blaikie et al, , Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina, LA RED, 1996

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